El 21 de junio celebramos el día de la Marina Mercante, o Marina Civil, como llamamos en España.
Detrás del nombre honrado de Marina, se encuentran un sin número de profesionales altamente capacitados, para día a día cumplir un cometido: que aquel que quiere vender y aquel que quiere comprar, no tengan como excusa la distancia física, para no hacerlo, y hacer que en cada hogar se disponga de los bienes necesarios para su subsistencia.
Y es la Marina Mercante, como bien sabemos, motor de la economía de multitud de naciones, no en vano se reconoce que el 90 % de la carga se transporta a bordo de buques, y en manos de mujeres y hombres dispuestos a dejarlo todo atrás para transportar de un punto a otro del mundo, cualquier mercancía, pasando por todas las pequeñas y grandes marcas, los productos alimenticios que consumimos, hasta las personas que de vez en cuando necesitamos desconectar de esa tierra firme donde dejamos nuestros problemas almacenados más allá del muelle.
A lo largo de los años, nos hemos diversificado, hemos crecido mucho!, y hemos ido abarcando cada vez más sectores, porque todo lo que tenga el apellido logística o supply chain, lleva el nombre de la Marina Mercante.
Somos más de los que parecemos, hemos adaptado nuestra milenaria profesión a los nuevos tiempos y exigencias, por un lado quienes mandan buques, los Capitanes, denuncian que su poder ha dejado de ser tal, pero era un paso pendiente, muy a pesar nuestro, la lógica empresarial exige más que mando y conducción, necesita más estrategia, educación sólida, formación continua, conocimientos de coaching, dirección de empresas, gestión integral, y menos formaciones en construcción naval que tanto se repite o algunas asignaturas que más allá del análisis matemático, no podremos utilizar nunca en nuestras vidas.
También encuentro a faltar la tolerancia y el respeto a las diferencias, a todas las tendencias de cualquier tipo, que un buque sea cada vez más lo que hoy en día es, claro está manteniendo ciertas tradiciones, aquellas que beneficien el bienestar de los "empleados", no en vano dijo Anacarsis en el siglo IV: "Existen tres clases de seres: Los que viven, los que mueren, y los que están en la mar", pero si no nos adaptamos a los nuevos tiempos, las máquinas cada vez más ocuparán nuestros sitios.
En ciertos lugares, el uso del uniforme perjudica enormemente la ética de nuestra profesión, asociándose con cuerpos militares, craso error que nos ha acompañado durante siglos; somos civiles orgullosos, democráticos y muy dignos como todas las personas de otras profesiones, no queremos ir disfrazados de lo que no somos, porque donde pesa mucho la tela y los laureles, el conocimiento queda eclipsado por el ego.
Vientos de cambios marcan nuevos rumbos, diferencias, trascendencias, donde conviene estar del lado de la ciencia.