miércoles, 23 de noviembre de 2011

DOCENTE E INVESTIGADOR

Quienes me conocen, saben que profesionalmente, soy una persona de pocas quejas y muchas soluciones; repito muchas veces esa frase de Confucio que dice “Ante cualquier problema no hables, aplica solución, pues quien no aplica solución, ya es parte del problema”, sin embargo, hoy hago una auto-reflexión en mi blog académico.

Biznieto, nieto e hijo de docentes, sin percatarme mucho del camino que se abría ante mí, las Ciencias Náuticas me llevaban ante un mundo insondable y desconocido para mí. Recorrí mares, continentes, ciudades y conocí mucha gente, “incluso personas”, y me convencí sobre todo, de que todas mis férreas convicciones eran solamente relativas, y que una posición fija ante algo, no es más que un eco perdido en el tiempo, de un ser que se niega a evolucionar. Mis verdades eran mentiras para otros en otros sitios, y cosas, de las cuales de solo pensarlas me reía a carcajadas, eran serias e irrefutables verdades para otros: es ese fenómeno al que llamaban Cultura, que no es más que “una suma de interpretaciones” que en la mayoría de casos, no suele servirnos cuatro calles más allá.

Es por eso que no sé cómo ni en qué momento, el viento o las corrientes aprovecharon las buenas mareas para dejarme en esta orilla: La orilla de la ciencia y la investigación; la orilla de quienes, desde nuestras trincheras del conocimiento, aspiramos un futuro mejor para la sociedad en general a través de la innovación, y la generación del conocimiento.

Esto requiere pensar para existir, pero pensar no es premiado, tal vez por esto pienso que la labor docente, siempre ha sido “poco agradecida”, y la de investigador, que va por el mismo carril, también lo es.

Y no es cuestión de lugares, parece que en todo el mundo, enseñar es efectivamente insuficientemente retribuido, sin embargo, investigar, ya varía un poco más dependiendo del lugar de donde te encuentres.

Se exige calidad, y se aportan docentes del mundo empresarial, a quienes se nos conoce “profesores asociados”, tenemos una contratación parcial, y una remuneración un poco menos que modesta, y aportamos frescura intelectual a la academia, ya que aunque somos académicos, el día a día de la “industria” a la que pertenecemos, nos mantiene actualizados para poder llevar esa información casi siempre novedosa a las aulas de clase.

A cambio, ni nosotros, ni nuestros familiares tenemos muchos derechos; orillados a contratos temporales, que nunca sabes si renuevan o no, mientras se le roban horas a la familia para preparar clases o corregir exámenes, mientras suena el móvil de la empresa, porque ha habido algún problema urgente que solucionar; y como si se fuese de pie en un bote sin cubierta, sin nada a lo que aferrarse, no nos queda otra alternativa que capear los temporales, para que las olas del sistema no nos deje encallados en las rocas de la mediocridad a donde pareciera que quieren a toda costa arrojarnos, y así como podemos, logramos dejar en las aulas y en los “papers” lo mejor de nosotros…

Es solo una reflexión… ser docente… desde hace generaciones… merecería ser mejor considerado…

Me viene a la mente una frase... y la rae me la define: Decepción: Pesar causado por un desengaño.

Dr. Jesús E. Martínez Marín

martes, 8 de noviembre de 2011

CARENCIA DE IDEAS

Anoche pude ver un debate de políticos competentes, que lo son, pero aparte de los temas importantes que eligieron omitir, me atrevo a resumirlo, como han hecho ya muchos analistas, en uno que reprochaba a otro lo que no hizo en un gobierno al que perteneció, y otro se limitaba a preguntarle, como si ya se asume jefe de la oposición, por las medidas que tomará el futuro presidente.

Uno se limitaba a leer como si no se lo había estudiado, todo medido, sin ganas de equivocarse, y el otro a atacar… ante la mirada un poco atónita de quien leía…

Como es costumbre, ni uno ni otro dijo nada nuevo, tampoco se vieron propuestas interesantes o de mentes brillantes, tal vez porque no lo son, el uno, científico de formación, maneja muy bien las cifras, se leyó el programa del otro al detalle y se aprendió las cifras para discutir, el otro, parecía sorprendido por el conocimiento de su programa, y se limitó a responder, usted miente, usted no lo entiende, espero haber entendido mal yo, pero me pareció, que uno de ellos no conocía del todo su programa.

Ninguno le dio importancia al potencial enriquecedor de la logística, de los puertos, del transporte marítimo, incluso, llegaron a discutir sin bases sobre el crecimiento de las exportaciones, al final del debate, casi como si fuese una “minucia”, uno decía, que no hay exportaciones, sin aportar cifras claro, y el otro lo contrario sin dejar de ser lo mismo: que si hay exportaciones, pero también sin cifras, me pregunto ¿tendrán idea de esto?.

Nadie habló de las nuevas terminales portuarias, de las perspectivas de crecimiento, del short sea shipping, de los operadores económicos autorizados en la logística, de los puertos “seguros”, de lo estratégico que es para la economía el mercado de las exportaciones y el de las importaciones, de la posibilidad de potenciar y generar ayudas en este sector, de cómo le ha influido el problema del crédito a los exportadores e importadores y de cómo se ha ido mejorando el sector, aunque sin salir del agujero por la ausencia de créditos, incluso de la relación de las PYMES con el negocio marítimo y la logística...

Eché de menos, tal vez por deformación profesional propia, que nos hablaran de la logística como motor económico de España, incluso, de un tema tan reciente como el Corredor Mediterráneo y el Corredor Atlántico, la importancia y la generación de empleo que esto puede traer, nadie dijo nada.

Tal vez porque de esto, no saben nada… y los que medio creemos que conocemos algo, ¿qué hacemos? ¿Nos conformamos con ver pasar? ¿o desde el conocimiento, desde nuestros artículos y publicaciones, y desde las aulas presionamos respetuosamente para que se gire la mirada hacia nuestro importante y estratégico sector?

Por la Amura de Estribor no se divisa un buen puerto, por la de Babor tampoco, ni siquiera faros apagados, ni mucho menos luces…

Anoche vi un debate, en el que nuestros líderes políticos (que curiosamente son líderes políticos sin ser líderes) hicieron gala de una capacidad que le dan sus años de preparación y experiencia: “La capacidad de expresar muchísimas palabras bien ordenadas, sin decir absolutamente nada”.

Dr. Jesús E. Martínez Marín